jueves, 11 de diciembre de 2008

¿Renovación hacia dónde?



Saber responder inmediatamente a los signos de los tiempos no es una tarea fácil, y así les ha ocurrido a todos los partidos políticos hoy en día. La DC lamentablemente no está ajena a ésta dura realidad y en este sentido, muchos dan por muerto anticipadamente a éste, otros dicen que perdió el rumbo con sus peleas internas y maquinaciones, algunos incluso dicen que Jacques Maritain no es en realidad una parte de nuestra inspiración humanista cristiana, sosteniéndonos solo en consideraciones teóricas que solo un filósofo podría interpretar decentemente. Las disminución persistente en las elecciones desde los años 90’ hasta ahora, señalan que este problema no es sólo un aspecto pequeño, sino que es una gran bola de nieve que parece no querer terminar.

¿Qué hacer entonces en este escenario casi apocalíptico? De las crisis siempre se pueden sacar buenas lecciones. Una primera señal está en volver a las raíces que nos inspiraron en los inicios y que nos hacen un partido con una hermosa base. Sin embargo todos concordamos en que hemos de volver ahí, pero nadie dice cómo. Por lo que han de buscarse los caminos correctos por los cuales se avanzará hacia un futuro próspero, ¿cuál de todos los caminos nos conducirán a Roma?

Otra señal, está en como incrementamos la fuerza de la juventud, para que se inscriba y participe en los procesos eleccionarios, teniendo la suficiente perspectiva a futuro de lo que ocurre en su entorno, ¿Qué mostramos entonces?: un partido añejado en sus glorias pasadas, con confabulaciones constantes entre sus camaradas y lo que es peor, jugando al constante cuoteo político de cual de todos se queda en el puesto que más les convenga. Si queremos mostrar un rostro nuevo no sólo tendremos que adaptarnos a los nuevos tiempos, sino que convencer a los jóvenes, gente de nuestra generación, que se necesitan manos nuevas para construir un proyecto que haga de Chile un país más comunitario y fraterno. La tarea es ardua, pero los ánimos están presentes.

Renovarse significa nacer nuevamente, mostrar un rostro nuevo. Jesús, en Jn 3, 1-13 en su comunicación con Nicodemo, éste le señala: “Lo que nace de padres humanos, es humano; lo que nace del Espíritu, es espíritu. No te extrañes que te diga: “todos tienen que nacer de nuevo”. El viento sopla por donde quiere, y aunque oyes su ruido, no sabes de dónde viene ni a dónde va. Así son también todos los que nacen del Espíritu”. La renovación del partido requiere de mucho tiempo, de dejar de apuñalar por la espalda al camarada que piensa distinto y que tiene un buen proyecto, de creer que los intereses particulares están por sobre los del partido, de mostrar que también tenemos una voz con la que podemos decir que AQUÍ ESTAMOS; de refrescar al partido que se encuentra ya viejo y casi sin ánimos; de mostrar ideas acordes a los tiempos: ¿Qué pensamos con las represas de Aysén?¿Qué hacemos con la cuestión indígena, le damos el reconocimiento constitucional que se merece? ¿Qué opinamos respecto de las desastrosas desigualdades que existen en nuestro país? ¿Cómo queremos ver al Estado en un futuro? ¿Estamos dispuestos a cambiar la Constitución?

Por lo tanto, para renovarnos y en qué dirección nos hemos de dirigir hay que pensar al Partido en serio, y no como una manera desesperada por tratar de levantar a alguien agonizando. Por algo estamos ya más de 50 años en el país, porque somos peregrinos, que construimos los caminos con nuestras pisadas. Es tiempo que nosotros, los jóvenes demos el paso hacia el peregrinar, de llegar como ola vigorosa a romperse contra la mole del pasado para hermosear la historia con el iris de nuevos ideales, porque juventud que no embiste, es peso muerto para el progreso de su pueblo.


Democracia Cristiana Universitaria

Universidad Alberto Hurtado

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